24 de septiembre de 2005

Arena

Fue espantoso.
Ellos se habían
empezado a mirar
en los espejos.

Deformados por la arena primaria
que forma los ojos siempre ajenos
se intuian distintos.
Venía la desmembración.
Ya nada los salvaría.

Un tejido en el ventarrón
es solo números sueltos.

Siluetas no tan disímiles
(gato por liebre)
y la sospecha
(gato encerrado)
de que hay demasiado
énfasis en este asunto
de ser diferente.

En este desierto
el avestruz de madera
no quiere arder.
Y no es que sobre el fuego.
Y no es que no falte la leña.

Se las habían ingeniado
para que ellos se sintieran
dentro del avestruz.

Ellos fueron más lejos.
Se mimetizaron
con el pajarraco.
Todos enterraban
sus cabecitas.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Sarpado muy bueno lo que escribiste!! Suerte

dom oct 02, 10:36:00 p.m.  

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