10 de mayo de 2006

Alguien prende
la luz del baño
en el quinto
o sexto piso
de un edificio
a dos manzanas.

Del balcón
del tercer piso
contrafrente
del edificio
que da a Viamonte
manan espasmos
en tonos azules.

Para el día de la Virgen,
en los cerros-corral
de mi pueblo acorralado
por todas partes
se prenden fuegos azarosos
sobre las laderas arbitrarias.

Las vistas no son tan distintas:
no hay unidad
de medida,
real o potencial,
que contenga
la diferencia o el contraste
entre el aspecto animado
y la muerte en el desierto.

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