malones
La tierra húmeda
sólo es fértil para los coirones
que silvan el viento
como únicos tristes
acompañantes,
navegantes inmóviles,
de ese aire que flota
con un destino borroso
y un pasado casi sin importancia.
luego del estrépito.
El malón viene viniendo;
las nubes lo saludan
densas de tan grises,
grises de tan densas.
La primera gota se reventó contra el suelo.
El suelo se resquebrajó
bajo el cadáver.
Nunca más se detuvo la tormenta.
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