22 de mayo de 2006

El cauce seco
donde estaba
la cuenca de un arroyo
enseña los infinitos
granitos de sal
en que se ha cristalizado la muerte
de un arroyo.

El lecho desnudo
encierra y no encierra
todas las posibilidades
de lo que fue ese arroyo.

Encierra,
porque todo lo que no era
agua
no puede estar en otra parte
que sobre esas piedras blancas.

No encierra,
porque el cauce
sin agua
no es más cauce,
sino otra cosa;
puras piedras
blancas desparramadas.

10 de mayo de 2006

Alguien prende
la luz del baño
en el quinto
o sexto piso
de un edificio
a dos manzanas.

Del balcón
del tercer piso
contrafrente
del edificio
que da a Viamonte
manan espasmos
en tonos azules.

Para el día de la Virgen,
en los cerros-corral
de mi pueblo acorralado
por todas partes
se prenden fuegos azarosos
sobre las laderas arbitrarias.

Las vistas no son tan distintas:
no hay unidad
de medida,
real o potencial,
que contenga
la diferencia o el contraste
entre el aspecto animado
y la muerte en el desierto.